T7- Indicadores de calidad
Dentro de mi
disciplina (Biotecnología) el indicador de calidad que se utiliza para las
revistas es el factor de impacto. Como queda claro en las lecturas sobre este
tema, se trata de una forma de medir la repercusión de una revista en la
comunidad científica. Además sirve para comparar revistas entre sí y ordenarlas
según su importancia dentro del mismo campo (cuartiles).
Dando una
lectura a los textos y como me imaginaba, el factor de impacto no es el único
indicador que existe (también ha surgido el SJR de Scimago), pero en mi
disciplina el factor de impacto es claramente el más utilizado. En mi opinión
su utilidad está obvia, sin embargo como bien se explica en el PWP “Evaluación
y calidad de las revistas científicas” de J.O. Alonso, es cuestionable en
ciertos aspectos. De todas las consideraciones que se comentan creo que esta es
una de las más interesantes:
Es decir,
para investigar necesitamos financiación y en muchos casos la decisión de
conceder o no esa financiación se basa en evaluar aspectos como el factor de
impacto, que dan una idea a la calidad de las publicaciones que se han hecho.
Por tanto lo
que se nos “obliga” a hacer es simple, publicar en las revistas con el mayor
factor de impacto posible para intentar obtener la mayor financiación posible y
a la vez mayor reconocimiento.
T8 – Escribir y publicar
Dentro de
todos los aspectos que se pueden analizar en las diferentes entradas de este
capítulo, me ha llamado la atención la que está relacionada con la publicación
de resultados negativos. Creo que es un tema en el que cualquier investigador
habrá pensado alguna vez porque según David Alcántara y Pablo Bernal “más de un
60% de los experimentos realizados por equipos de investigación o en la
industria internacional fallan (no producen ningún resultado)”.
Cuando algún
experimento no sale o los resultados que se obtienen contradicen todo lo que se
pensaba hasta ahora sobre cierto tema es muy difícil publicarlos y seguramente
se abandonen. Es un golpe para el investigador porque después de todo el
trabajo realizado (a veces durante mucho tiempo) este no se va a materializar
en un artículo, es decir, es como si no hubiera hecho nada. Esto es duro, porque
le quita valor al trabajo que hacemos, pero según esta entrada del blog existe
una pequeña alternativa, la revista “The all results journal”, que permite publicar
este tipo de resultados.
De hecho,
investigando más en este tema en relación a mi disciplina he encontrado una revista
que se dedica concretamente a esto: New Negatives in Plant Science (NNPS). No está
demás conocerla, pero espero no tener que recurrir a ella.
T9- Nombre científico
Es cierto
que cuando me tocó firmar mi primer artículo científico no caí en la
importancia que esto podría tener, así que sin pensarlo más mi firma fue la
inicial de mi nombre y mi primer apellido (M. Ancin). Como no tenía muy claro
que mi carrera científica fuera a seguir en ese momento, tampoco le di más
vueltas.
Sin embargo,
cuando este tema salió a la luz durante este curso me di cuenta de que sí era
un aspecto importante que merecía la pena haber meditado mejor. Como el tema
parecía no tener solución, antes de echarme las manos a la cabeza, y pensando
que mi apellido no era muy común, aunque sí muy navarrico, hice unas búsquedas en
la red para ver qué resultados aparecían. Lógicamente, escribiendo “M. Ancin” en
el motor de búsqueda de Google se podía encontrar de todo, desde el tiempo en la
localidad de Ancín hasta informaciones de otras personas, pero nada relacionado
conmigo directamente y mis publicaciones. Pero, poniendo “M. Ancin thioredoxin”
(ya que trabajo con estas proteínas y en general los títulos suelen contener
esta palabra) los resultados que se obtenían eran bastante buenos porque lo
primero que aparecían eran mis dos publicaciones.
De la mis
forma hice la búsqueda por mi firma en
Scopus y de los cinco artículos que se obtenían como resultado los dos primeros
eran los míos. Además, para ver si existían más científicos con esta firma o
parecida realicé la búsqueda por autor. En este caso se obtuvieron 2
resultados, siendo el primero de ellos una investigadora de la Universidad
Pública de Navarra que trabaja también en Biological Science aunque no
específicamente en Biotecnología.
Después de estas
búsquedas respiré un poco. Al final creo que la elección de mi firma científica
no estuvo mal del todo, aunque hubiera sido mejor probar diferentes opciones
antes de decidirse por una. Para los que todavía estáis a tiempo, os aconsejo
que lo hagáis.