lunes, 23 de febrero de 2015

EL ARTÍCULO CIENTÍFICO DESDE EL PUNTO DE VISTA DEL AUTOR




 T7- Indicadores de calidad
Dentro de mi disciplina (Biotecnología) el indicador de calidad que se utiliza para las revistas es el factor de impacto. Como queda claro en las lecturas sobre este tema, se trata de una forma de medir la repercusión de una revista en la comunidad científica. Además sirve para comparar revistas entre sí y ordenarlas según su importancia dentro del mismo campo (cuartiles).
Dando una lectura a los textos y como me imaginaba, el factor de impacto no es el único indicador que existe (también ha surgido el SJR de Scimago), pero en mi disciplina el factor de impacto es claramente el más utilizado. En mi opinión su utilidad está obvia, sin embargo como bien se explica en el PWP “Evaluación y calidad de las revistas científicas” de J.O. Alonso, es cuestionable en ciertos aspectos. De todas las consideraciones que se comentan creo que esta es una de las más interesantes:


Es decir, para investigar necesitamos financiación y en muchos casos la decisión de conceder o no esa financiación se basa en evaluar aspectos como el factor de impacto, que dan una idea a la calidad de las publicaciones que se han hecho.
Por tanto lo que se nos “obliga” a hacer es simple, publicar en las revistas con el mayor factor de impacto posible para intentar obtener la mayor financiación posible y a la vez mayor reconocimiento.



T8 – Escribir y publicar
Dentro de todos los aspectos que se pueden analizar en las diferentes entradas de este capítulo, me ha llamado la atención la que está relacionada con la publicación de resultados negativos. Creo que es un tema en el que cualquier investigador habrá pensado alguna vez porque según David Alcántara y Pablo Bernal “más de un 60% de los experimentos realizados por equipos de investigación o en la industria internacional fallan (no producen ningún resultado)”.
Cuando algún experimento no sale o los resultados que se obtienen contradicen todo lo que se pensaba hasta ahora sobre cierto tema es muy difícil publicarlos y seguramente se abandonen. Es un golpe para el investigador porque después de todo el trabajo realizado (a veces durante mucho tiempo) este no se va a materializar en un artículo, es decir, es como si no hubiera hecho nada. Esto es duro, porque le quita valor al trabajo que hacemos, pero según esta entrada del blog existe una pequeña alternativa, la revista “The all results journal”, que permite publicar este tipo de resultados.
De hecho, investigando más en este tema en relación a mi disciplina he encontrado una revista que se dedica concretamente a esto: New Negatives in Plant Science (NNPS). No está demás conocerla, pero espero no tener que recurrir a ella.


T9- Nombre científico
Es cierto que cuando me tocó firmar mi primer artículo científico no caí en la importancia que esto podría tener, así que sin pensarlo más mi firma fue la inicial de mi nombre y mi primer apellido (M. Ancin). Como no tenía muy claro que mi carrera científica fuera a seguir en ese momento, tampoco le di más vueltas.
Sin embargo, cuando este tema salió a la luz durante este curso me di cuenta de que sí era un aspecto importante que merecía la pena haber meditado mejor. Como el tema parecía no tener solución, antes de echarme las manos a la cabeza, y pensando que mi apellido no era muy común, aunque sí muy navarrico, hice unas búsquedas en la red para ver qué resultados aparecían. Lógicamente, escribiendo “M. Ancin” en el motor de búsqueda de Google se podía encontrar de todo, desde el tiempo en la localidad de Ancín hasta informaciones de otras personas, pero nada relacionado conmigo directamente y mis publicaciones. Pero, poniendo “M. Ancin thioredoxin” (ya que trabajo con estas proteínas y en general los títulos suelen contener esta palabra) los resultados que se obtenían eran bastante buenos porque lo primero que aparecían eran mis dos publicaciones.


De la mis forma hice  la búsqueda por mi firma en Scopus y de los cinco artículos que se obtenían como resultado los dos primeros eran los míos. Además, para ver si existían más científicos con esta firma o parecida realicé la búsqueda por autor. En este caso se obtuvieron 2 resultados, siendo el primero de ellos una investigadora de la Universidad Pública de Navarra que trabaja también en Biological Science aunque no específicamente en Biotecnología.


Después de estas búsquedas respiré un poco. Al final creo que la elección de mi firma científica no estuvo mal del todo, aunque hubiera sido mejor probar diferentes opciones antes de decidirse por una. Para los que todavía estáis a tiempo, os aconsejo que lo hagáis.